Las nuevas voces árabes son la esperanza de la paz

COMUNIDAD, Israel, Opinión

Yoseph Haddad, activista árabe israelí. (Elad Barami)
Ben Dror Yemini – Adaptado por Tom Wichter
Los vientos parecen cambiar de dirección y los árabes israelíes se expresan cada vez más en apoyo al Estado de Israel. Un ejemplo de este fenómeno creciente es Yoseph Hadad, acérrimo defensor de Israel en las redes sociales y en el extranjero, tanto en inglés como en árabe.
Otros defensores de Israel son Mohammad Kabiya, un beduino del norte israelí que sirvió en una unidad de combate en las FDI. O Jonathan Elkhoury, hijo de un oficial del ejército libanés que tras la retirada israelí en 2000 se quedó a vivir en Israel, y hoy dedica su vida a fomentar la coexistencia entre árabes y judíos.
No debemos olvidar a Shadi Khaloull, cristiano maronita que sirvió como oficial; Dima Tayeh, musulmana y partidaria incondicional de Israel que se postuló en las elecciones primarias del Likud; y Liana Khatib, drusa que trabaja a tiempo parcial para el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ellos y muchos otros, especialmente en el contexto de los disturbios en “ciudades mixtas” de Israel, son personas destacadas de sus comunidades.

Turistas de Emiratos Árabes Unidos conocen Jerusalem a través de un guía judío. (AFP)
Cada vez más jóvenes árabes israelíes eligen buscar una alternativa a la animosidad. Israel no es perfecto, me han dicho muchos de ellos, pero ofrece más igualdad de derechos y oportunidades no solo en comparación con sus vecinos del Medio Oriente, sino también con otras naciones occidentales avanzadas.
“No me llamen sionista”, me dijo uno de ellos, aunque aclaró que sí apoya el derecho de los judíos a tener un estado-nación. Los vi aquí y allá, en todo el mundo, lidiando con aquellos que odian a Israel. Y no hacen esto porque están en contra de los palestinos u otros árabes. Todo lo contrario: se dan cuenta que reconocer a Israel como un estado judío y democrático, con igualdad de derechos, es la mejor manera de fortalecer a los árabes israelíes y promover la reconciliación y la paz.
Algunos en la izquierda se ofenden con estos árabes insubordinados que se niegan a unirse a sus filas. Estos grupos quieren a los árabes a su medida, llenos de odio y resentimiento, repitiendo que Israel es un estado de apartheid. Quieren que los árabes conduzcan a los palestinos a un conflicto perpetuo, que solamente augura más derramamiento de sangre.
Algunas investigaciones demostraron tendencias positivas en las relaciones entre árabes y judíos en los últimos años. Según una encuesta realizada en 2018 por el Instituto de Democracia de Israel (IDI), la mayoría de los judíos israelíes están de acuerdo con una cláusula de igualdad en la ley que consagra la identidad judía y democrática de Israel.
Eso plantea una pregunta: ¿Esa mayoría no sería más grande y estable si hubiera más voces moderadas como las de Kabiya y Tayeh? ¿Los judíos israelíes tendrían una tendencia a respaldar algún tipo de compromiso político si más voces palestinas condenaran al terrorismo y reconocieran la existencia de un estado judío? ¿O lo harían si más voces incitaran a la violencia y llamaran a resistir? La respuesta es clara.
El diario Haaretz, un bastión de la izquierda, a menudo presta su espacio a columnistas árabes. Y eso es muy bienvenido. Pero parece que estos textos están escritos presentando una visión única y sesgada, a expensas de los pioneros antes mencionados, que pueden ser minoritarios pero están lejos de ser marginales.
Según una encuesta publicada por el IDI en 2018, el 44% de los árabes israelíes apoyan la existencia de un estado judío y democrático. Un año después, también según datos del IDI, el 65% de los árabes israelíes afirmaron que están “orgullosos de ser israelíes”.
“Los líderes de los países vecinos alimentaron durante mucho tiempo el cuento del ´enemigo sionista´. ¿Y qué hicieron mientras tanto? Destruyeron a sus propios países”, afirma Mohammad Kabiya.
Yoseph Haddad me contó sobre las amenazas que recibe por expresar su opinión, pero especialmente sobre las manifestaciones de apoyo. “Hay una coalición de extremistas en mi contra, compuesta por la extrema izquierda, la extrema derecha y los fundamentalistas islámicos”, denuncia.
Kabiya, Haddad y otros optaron por la convivencia para ayudar a sus comunidades. Son la vanguardia amante de la paz, que se da cuenta que la demonización de Israel no es la solución, sino el problema en sí mismo.
Esta vanguardia no es la esperanza de Israel, sino del mundo árabe y musulmán. La izquierda solía hablar de hermandad de pueblos y ahora hay quienes ponen estas palabras en práctica. Representan la verdadera primavera árabe y musulmana. En su opinión, quien legitime la violencia contra los judíos está destinado a convertirse en su víctima.

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