Niños palestinos, instrumentos de sus líderes

COMUNIDAD, Medio Oriente

Ya no se trata de que la sistemática incitación al odio y la violencia y la utilización de los menores por parte del liderazgo palestino pase desapercibida para el mundo periodístico en español – o buena parte del mismo -, sino ya del ahínco con que tales prácticas se pretenden censurar.
Esto no sólo es necesario para la construcción de una “narrativa” maniquea, sino que imposibilita el análisis y la compresión de aquellos que realmente quieren abordar el conflicto sin los enturbiamientos habituales.
Así, cuando recientemente se informaba del fallecimiento de un niño de 12 años en lo que se presentaba como “protestas” o “manifestaciones” palestinas ante la valla entre Gaza e Israel, se hurtaba no sólo el hecho de que esa son acciones orquestadas y dirigidas por el grupo terrorista Hamás, que controla la Franja, sino también el motivo de la presencia de menores en una zona de conflicto.
De tal guisa, el canal de televisión español Antena 3 decía el 28 de agosto de 2021 en su página web que:
“Un niño de 12 años ha muerto este sábado a causa de los disparos del ejército israelí durante una protesta junto a la valla de separación de Gaza que tuvo lugar la semana pasada”.
Un niño. “Protesta”. El ejército israelí. ¿Para qué más?
Por su parte, y el mismo día, la agencia de noticias Efe también se hacía eco del suceso:
“Un palestino de 12 años murió hoy producto de las heridas sufridas por disparos del Ejército israelí durante una protesta junto a la valla de separación de Gaza el sábado pasado, anunció el Ministerio de Sanidad del enclave”.
Es decir, según anunció Hamás.
Además, la agencia señalaba que “la muerte del niño, identificado como Hasan Abu Al Nil, eleva a dos las víctimas mortales durante aquella jornada de protestas, tras el fallecimiento el miércoles de Osama Id’eih, de 32 años y que también había sido gravemente herido por disparos israelíes”.
Mas, ese día, otra agencia de noticias, en esta ocasión la estadounidense Associated Press aportaba un dato adicional, cuando indicaba que el adulto fallecido había sido identificado como miembro del “brazo armado” de Hamás; y añadía que un soldado israelí recibió un disparo a quemarropa en la cabeza por un “manifestante”. Disparo desde Gaza…
Y, como señalaba la analista de CAMERA Tamar Sternthal el 25 de agosto de 2021, esa mañana Hamás emitió un comunicado en el que lamentaba la muerte de Osama Dueij, en el que aparecía con todo el equipamiento de combate de los Mártires de Al-Aqsa. En las fotos del funeral, Dueij aparecía envuelto en una bandera asociada a Hamás y a los Hermanos Musulmanes.
Pero volvamos a la presencia de niños en una zona de conflicto en la cual están actuando miembros de un grupo terrorista palestino. O, mejor dicho, a cómo y por qué se ven expuestos a esas situaciones: es decir, a lo que sucede entre su infancia y esa circunstancia violenta.

Apenas en junio pasado (pero no por primera vez, claro), los grupos terroristas palestinos Hamás y Yihad Islámica abrían al público infantil y juvenil sus “campamentos de verano” – sideralmente alejados de los que se pueden encontrar en España, Estados Unidos o Argentina.
El Middle East Media Research Institute (MEMRI) informaba el 24 de junio de 2021que, “además de las lecciones del Corán, actividades deportivas, juegos y entretenimiento, los campamentos ofrecen un extenso adoctrinamiento y actividades militares, a menudo realizadas por miembros del ala militar de Hamás, las Brigadas Izz Al-Din Al-Qassam. Estas actividades incluyen entrenamiento utilizando cuchillos y armas de fuego (en algunos casos con munición verdadera); combate mano a mano; marchas y ejercicios a pie y combate en túneles”.
Y añadía que tanto el reclutamiento como la inscripción para los campamentos se realiza en los portales y las redes sociales del grupo terrorista Hamás, por activistas de este grupo (a menudo miembros de su “ala militar”) y en mezquitas, entre otros lugares.
Este mismo instituto señalaba el 6 de julio que un participante adolescente del campamento del grupo terrorista Yihad Islámica Palestina (denominado “Espada de Jerusalén”), dijo en un reportaje emitido el 29 de junio de 2021 por el canal Al-Quds Al-Youm (de este grupo terrorista): “No venimos aquí a divertirnos y jugar”, sino, afirmó, a sacrificarse por Palestina y su pueblo. Además, dio que Hitler dejó algunos judíos vivos para mostrar lo malvados que son; y amenazó asegurando que la Yihad Islámica destrozará los cuerpos de los judíos con sus cohetes.
Por si quedara alguna duda de cuál es el objetivo de este tipo de campamentos, el portavoz del campamento de la Yihad Islámica Palestina, Ahmad Al-Ra’l decía:
“En cuanto a los programas militares, como pueden ver detrás de mí… Los hermanos que son responsables de estos programas son los entrenadores y comandantes de las Brigadas Al-Quds, para que puedan inculcar conocimientos militares a estos chicos, enseñarles a completar misiones, así como habilidades militares como posiciones de tiro, camuflaje, tiro en movimiento y guerra urbana, para que, en la próxima fase, si Alá quiere, estos chicos sean capaces de enfrentarse al enemigo saqueador y desfigurar su cara en la próxima guerra”.
Una crónica de Al-Monitor (3 de julio de 2021) apuntaba que las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam (“brazo armado” de Hamás), que vienen organizando estos campamentos desde 2012, tienen como objetivo “movilizar a una generación de jóvenes capaces de librar guerras contra Israel para liberar los territorios palestinos ocupados”.
Y citaban a Khalil, de 12 años, de la ciudad de Gaza, que participaba por primera vez de un campamento, diciendo: “Participaré en el campamento para fortalecerme y aprender habilidades de autodefensa para poder luchar contra Israel, convertirme en un mártir e ir al cielo”.
12 años.
Otro niño, Mohamed, apenas dos años mayor repetía, ya interiorizado, el objetivo de Hamás:

“Me uní al campamento para defender mi tierra de los ataques israelíes y, posteriormente, unirme a las filas de las Brigadas al-Qassam”.
12 y 14 años. Convertirse en mártir. Unirse a un grupo terrorista. El abuso de los niños palestinos por sus líderes. Los niños convertidos en soldados.
De aquí, cancelada la niñez por Hamás y Yihad Islámica, ahora sí, volvamos a la valla, a la “protesta”.
El 13 de mayo de 2019, Mahmoud Al-Zahhar, un alto cargo de Hamás, dejaba muy claro de qué se traba ese truculento “happening” ante la valla entre Gaza e Israel; apenas un capítulo más de la estrategia violenta de Hamás:
“… ¿es esto realmente una ‘resistencia pacífica’? Esto no es resistencia pacífica. ¿Ha disminuido la opción [de la lucha armada]? No. Al contrario, está creciendo y desarrollándose. Eso está claro. Así que cuando hablamos de ‘resistencia pacífica’, estamos engañando al público”.
Un año antes, el 16 de mayo de 2018, el líder del grupo terrorista Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, y sin inmutarse, admitía:
“Cuando decidimos embarcarnos en estas marchas, decidimos convertir lo que nos es más querido – los cuerpos de nuestras mujeres y niños- en un muro de contención que impida la deriva muchos árabes hacia la normalización de los lazos con [Israel]”.
Los cuerpos de “sus” niños… Vaya siniestra querencia…
Entonces era la “normalización árabe”. Hoy, ¿una forma de extorsión para que se permita la entrada de más dinero (para Hamás), más materiales (para Hamás)? ¿Una búsqueda de titulares? ¿La obediencia debida a Irán?
Como sea, el precio lo pagan otros. Y los medios, voluntaria o involuntariamente, termina por realizar una generosa operación de blanqueo, de distracción.

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