El constante y alarmante aumento del antisemitismo aterroriza a los judíos en Europa

Antisemitismo, COMUNIDAD

Jonathan A. Greeblatt (*)|

Ilan Halimi, el joven secuestrado y torturado en Francia en 2009. (Archivo)

El 13 de febrero fue un amargo aniversario. Han transcurrido 16 años desde el asesinato de Ilan Halimi, el joven judío francés vendedor de teléfonos móviles. En 2006, Halimi fue asesinado después de haber sido secuestrado y retenido para exigir un rescate en un sótano de un suburbio de París, donde pasó hambre, fue torturado y golpeado durante 24 días antes de que sus captores desistieran de su depravado plan de aprovecharse de la vida de un joven judío.
Al igual que el secuestrador de Colleyville, Texas, los captores de Halimi estaban convencidos de la veracidad de los peores tópicos antisemitas sobre el poder judío. La «banda de bárbaros» que lo secuestró pensó que la poderosa y adinerada comunidad judía de sus febriles sueños se presentaría y pagaría un cuantioso rescate por su liberación. Su fanatismo alimentó un brutal y grotesco crimen que todavía afecta a la comunidad judía francesa.
Me gustaría, en el aniversario de la muerte de Ilan, poder decirles que su asesinato no fue en vano. Me gustaría poder informar que este devastador crimen ayudó al pueblo francés y a toda Europa a despertar a la amenaza de los tropos antisemitas en sus sociedades. Pero, en lugar de eso, el recuerdo de este horrible suceso —grabado durante un tiempo en la conciencia de Francia— se ha ido desvaneciendo.
No podemos dejar que esto ocurra.
He aquí la razón: las dos mayores comunidades judías de Europa acaban de reportar cifras récord de incidentes antisemitas en 2021. Un vertiginoso número de agresiones públicas, vandalismo contra instituciones judías, insultos, amenazas y abusos de todo tipo fueron infligidos a miles de judíos en Francia y el Reino Unido durante el año pasado. Gran parte de ello estuvo relacionado con la guerra entre Israel y Hamás en mayo, a pesar de los más de 3.000 kilómetros de distancia entre París y Tel Aviv.

Graffiti antisemita en el Reino Unido.(The Community Security Trust)
Los informes de las agencias de seguridad judía de las dos comunidades, el SPCJ en Francia y el Community Security Trust (CST) en el Reino Unido, son una lectura angustiante. En Francia, donde viven 450.000 judíos, las agresiones aumentaron un alarmante 36%. El total de incidentes aumentó un 75% en comparación con el año anterior.
En el Reino Unido, donde viven 300.000 judíos, los incidentes antisemitas ascendieron a 2.255. Esto representa un aumento del 34% respecto a 2020 y el mayor recuento jamás registrado por el CST. Las agresiones violentas antisemitas aumentaron un 78%, llegando a 176, incluyendo tres clasificadas como «violencia extrema» que fácilmente podrían haber resultado en muertes o lesiones graves.
En promedio, en 2021, una persona judía fue atacada cada dos días en el Reino Unido.
Las agresiones antisemitas merecen especial atención porque perjudican doblemente a la comunidad judía. Los daños físicos y psicológicos a las víctimas directas pueden tener consecuencias de por vida. Pero estos ataques también aterrorizan a otros miembros de la comunidad. Esto sucedió en el caso de Ilan Halimi. Y sigue siendo así hoy en día.

Una manifestación del BDS en el sur de Francia en 2016.(citizenside.com)
«Aterrorizar» es la palabra correcta, porque las agresiones antisemitas a los miembros de la familia, a los amigos, e incluso a otros miembros de la comunidad a los que tal vez no se conoce personalmente, producen miedo y provocan cambios de comportamiento.
Los datos de las encuestas de las comunidades judías en Europa muestran el alcance del impacto. En 2018, la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea encuestó a judíos en doce estados miembro de la Unión Europea. Descubrieron que el 40% de los judíos estaban preocupados por la posibilidad de ser agredidos físicamente en los siguientes 12 meses. Como resultado de la preocupación por su seguridad, el 34% de los encuestados dijo que, al menos ocasionalmente, evita asistir a eventos o sitios judíos. Más del 70% de los judíos evitaron, al menos ocasionalmente, llevar o vestir algún elemento que los identificara como judíos y el 38% admitió haber considerado en los últimos cinco años la posibilidad de abandonar sus países de origen por motivos de seguridad.
Estos datos son abrumadores. Los padres judíos no deberían tener que decir a sus hijos que no salgan a la calle por su propia seguridad, cuando los misiles vuelan a miles de kilómetros de distancia en un conflicto en el que ellos podrían estar interesados pero en el cual no desempeñan ningún papel. No hay excusa.
Como queda claro en estos recientes informes del Reino Unido y Francia, esa simple y comprensible expectativa está muy lejos de la realidad actual. Nadie debería considerar el statu quo como una situación aceptable. Este es un escándalo moral que Europa debe abordar sin demora.
En este día, no podemos dejar que el mundo olvide a Ilan Halimi. Debemos recordar su vida, pero también su sufrimiento, tanto por la advertencia que supone sobre la letalidad del antisemitismo moderno, como por el mensaje que su tortura y muerte enviaron sobre el retorcido atractivo, poder y resistencia de las más odiosas calumnias antisemitas.
* Director ejecutivo y director nacional de la Liga Antidifamación (ADL) y escribió el prólogo de 24 horas: El secuestro y asesinato de Ilan Halimi. Puede seguir a la Liga en español en Twitter en @ADL_es

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