Yossef Haddad, activista árabe israelí: “Hablo con la verdad”

Chile, COMUNIDAD, Israel

Por Michelle Hafemann

Yossef Haddad es energético, estusiasta y nunca esquiva la mirada, habla y mira directo a los ojos. Es directo y suena honesto. Llegó a Chile el sábado 9 de abril, en una visita al país coordinada por la Federación de Estudiantes y Jóvenes Judíos, FEJJ, presidida por Danna Guiloff. Haddad tiene 36 años, está comprometido con la estadounidense-israelí Emily Schrader, con quien dirige la organización “Together. Vouch for Each Other”, una ONG dedicada a tender puentes entre jóvenes judíos y árabes en Israel. “Hace cuatro años era el CEO de una empresa de márketing y decidí renunciar para trabajar por mi país y por mi sociedad. Cuando hablo de mi sociedad, no me refiero a la árabe, sino a la israelí. Y por eso fundé “Together”, una organización árabe israelí que trabaja para cerrar las brechas entre árabes y judíos, y acercar la sociedad árabe más cerca de la sociedad israelí”, nos comenta en la terraza del hotel en que se hospeda en Santiago.

Según explica, el trabajo de su organización se basa en dos frentes, uno dentro de Israel, donde buscan “trabajar para hacer el mayor bien posible para nuestra sociedad”, y un segundo frente en el exterior, fuera de Israel, “para defender a mí país, para hablar de la realidad de la sociedad israelí. Y debo decir que hago tres cosas: hablo con la verdad, demuestro con hechos lo que digo y, como no todo es perfecto en Israel, tenemos nuestros problemas, tenemos racismo, cuando hay una crítica legítima soy el primero en decir “Estás en lo cierto, ahora hablemos de cómo lo solucionamos” y no huyo de esos comentarios. Esas son las tres cosas que hago y trato de compartirlas lo más que puedo con la gente que veo, la que conozco en organizaciones, comunidades y estudiantes”.
“Para mí la clave es la educación, porque cuando te educas, no puedes ser racista, no puedes ser un antisemita, y cuando no eres racista ni antisemita, ese es el momento en que puedes dialogar, cerrar brechas, sortear obstáculos y acercar a los pueblos”.
Además de su rol como activista, Yossef Haddad es periodista de i24 News, noticiario israelí, en inglés y árabe, donde dice también poner un foco en historias que acercan a las comunidades árabes y las judías en Israel, y en exponer las opiniones sesgadas que se presentan en los medios del mainstream. “Quiero hablar de lo que nadie habla”, señala, “por ejemplo, de cómo árabes e israelíes salvan vidas juntos, historias que otros medios no van a mostrar, como árabes que participan del ejército de Israel o representan al país en los deportes, mujeres árabes que se enlistan en las Fuerza de Defensa de Israel, FDI, y cosas así”.
Parte de este esfuerzo lo comparte con Emily, su novia, “que es una gran activista por Israel, una de las mejores, sino la mejor. Es una bendición poder compartir esto juntos, como pareja. Estoy orgulloso de poder llamarla mi mejor amiga, mi pareja y una tremenda colega”.

Yossef, ¿te definirías como sionista?
-Te voy a sorprender: no. Soy un árabe israelí, soy un árabe y estoy orgulloso de ser israelí. Recuerdo que hace unos años estaba en un panel de conversación en el Canal 12, uno de los principales canales de televisión de Israel, y compartía el panel con tres personas más. El presentador me preguntó si me definía como sionista, y le dije “Antes de contestar esta pregunta, ¿pueden uds. por favor describir y definir lo que es el sionismo?”. Y recibí tres respuestas distintas. Todos ellos eran judíos.
En segundo lugar, siempre he dicho que el Movimiento Sionista se creó con el propósito de llevar a los judíos de la diáspora a la tierra de Israel, lo que es excelente, pero yo nunca fui parte de eso, yo nací en este lugar, mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos nacieron allá. Pero yo soy un israelí, y estoy orgulloso de serlo, así como de ser un árabe. Soy un árabe israelí y así es como me defino.
¿Y qué es lo que hace que un joven cristiano, árabe israelí, se convierta en un activista pro israelí?
-Primero que todo, es mi país. Y creo que para responder a esta pregunta tenemos que volver a mi infancia. Me gustaba jugar fútbol y crecí en Haifa, la ciudad con la población mixta (árabe y judía) más grande de Israel. Todos mis amigos eran judíos, cristianos, musulmanes y drusos, y solíamos jugar fútbol juntos, y así crecimos. Nunca nos sentimos distintos, nos sentimos iguales. Éramos todos amigos. Y al haberme criado así, siempre me sentí muy integrado a la sociedad israelí, nunca sentí ninguna diferencia, a pesar de que estaba al tanto de que fuera de mi entorno habían expresiones de racismo, habían problemas. Nací en Haifa y crecí en Nazareth, la ciudad árabe más grande de Israel, y siempre me encontré entre esas dos ciudades.
Cuando cumplí 18 años, como árabe no estaba obligado de cumplir con el Servicio Militar. Y me pregunté por qué, si las FDI son las Fuerzas de Defensa de Israel, no las FDJ, las Fuerzas de Defensa Judías. Cuando las FDI protegen a Israel, protegen a todos sus ciudadanos. Y cuando Hamás o Hezbolá atacan a Israel, atacan a todos sus ciudadanos. En Líbano, Hezbolá mató a 42 personas, y eran todas árabes musulmanes. En mayo de 2021, miles de misiles cayeron sobre Israel, sobre ciudadanos árabes y judíos. Incluso más recientemente, hace unas pocas semanas, 12 civiles fueron asesinados por terroristas, además de un policía árabe israelí que murió intentando detener a un terrorista. Por esta razón decidí enrolarme en las FDI para proteger a mi sociedad, la sociedad israelí.
Unos años después, cuando vi que se decían tantas mentiras sobre mi país y que un 80, 90% de los titulares en los medios estaban equivocados, decidí que no me podía quedar callado, que tenía que hacer algo. Entonces, por una parte, quería proteger a mi país y, por otra, me di cuenta de que había tan poco entendimiento entre árabes y judíos porque no hablaban, y que debía hacer algo sobre eso también. Por lo tanto, decidí defender a mi sociedad y a mi país, esa es la razón: hay tanta gente que quiere ver a árabes y judíos en Israel divididos, y tanta gente dispuesta a atacar a Israel y mentir sobre ella, yo ya no pude aguantarlo más. Estoy orgulloso de ser un árabe y estoy orgulloso de ser un israelí, y por eso es que hago lo que hago.
Es interesante, porque como lo planteas, tu trabajo no está enfocado solo en una audiencia extranjera, sino también en una local.
-Por supuesto, en un 100%. Es más, lo básico es lo local, siempre lo digo, de qué sirve que haga un bun trabajo fuera de Israel, si es que dentro del país nos estamos dividiendo. Un país es fuerte solo si su sociedad es fuerte. Entonces es obvio que lo básico es lo que hacemos dentro de Israel y a partir de eso podemos proyectarnos hacia fuera del país y defenderlo.
Cuando comencé con esto, comencé hacia dentro de Israel, y a medida que más personas fueron acercándose entre ellas, tuve a más interesados en sumarse a nuestra organización y representar a Israel. Es muy lógico. Si integramos a la sociedad árabe israelí a la sociedad israelí, los árabes van a estar dispuestos a representar a Israel. Es muy simple.
El costo de la exposición
Durante su estadía en Chile, Yossef Haddad visitó diversas instituciones nacionales y comunitarias, como universidades, el Congreso Nacional, el Instituto Hebreo y el Círculo Israelita de Santiago. Dio una charla en la Facultad de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile y fue interrumpido por estudiantes que protestaban por la violencia contra el pueblo palestino y la ocupación de tierras árabes por parte de Israel, pero que no estuvieron dispuestos a conversar con este árabe israelí. En la Universidad Diego Portales, Haddad también fue increpado por estudiantes, y luego de su conferencia la federación de alumnos de esta casa de estudios rechazó su presencia, sin siquiera mostrar disposición a generar un espacio de conversación y diálogo sobre los esfuerzos que realiza su ONG para acercar a árabes y judíos en Israel. Desde organizaciones de alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde finalmente no se presentó, se publicaron amenazas contra su persona en redes sociales. Tal como lo plantea, su presencia “saca ronchas”, especialmente entre quienes no creen en una salida pacífica para el conflicto palestino israelí. Pero esto también acarrea ciertos costos.
Este esfuerzo que has realizado, ¿ha tenido costos personales? En una charla que diste para el IDC de Herzeliya dijiste que recibías ataques de ambos lados, tanto el árabe como el judío.
-Sí, mi existencia, la existencia de mi organización, es problemática para los que los extremistas de ambos lados puedan continuar con sus agendas. Los extremistas del lado judío -que son una minoría, así como en el lado árabe- catalogan a todos los árabes como terroristas. Y ahí venimos mi organización y yo y demostramos que la gran mayoría de los árabes no son terroristas. Entonces, eso es problemático para ellos. Y por otro lado, le muestro a los extremistas del lado árabe que los judíos no son racistas, que ellos quieren que los árabes israelíes se integren y se identifiquen con la sociedad israelí. Y eso también es problemático para ellos, porque si ellos quieren debatir conmigo, no tienen ninguna chance. Yo vengo con los datos duros, vengo con la verdad, soy apasionado por lo que hago. Por esa misma razón te digo que vale la pena pagar estos costos, porque veo que están asustados y, si están asustados, es porque voy en el camino correcto. Y si estoy en el camino correcto, más y más gente de su lado se me sumará. Y sabes qué, eso ya está pasando.
Estos casos que comentas, algunos podrían decir que no son el estándar, que no muestran la generalidad de la sociedad israelí, que los seleccionas “con pinzas”.
-(Se ríe). Ok, hablemos de eso. Digamos que estoy eligiendo los casos especiales. Nosotros, los árabes israelíes, somos el 20% de la población israelí. El 15% de los farmacéuticos en Israel son árabes. Tenemos miembros en la Knesset (el Parlamento). El capitán de la selección de fútbol de Israel es árabe. Tienes jueces de la Corte Suprema, abogados, empresarios, enfermeras, gente de la industria de la tecnología, en todas partes donde vayas en Israel vas a ver a árabes y judíos juntos. Yo digo que si alguien cree que estoy inventando o manipulando esta información, que demuestre que estoy mintiendo. Por cada duda que alguien tenga, yo tengo la evidencia.
Incluso más, hay una localidad en Ramat Gan (en la zona central, al lado de Tel Aviv) que se llama Bursa, es un área de negocios. Todos los días, entre las 12.30 y las 13 hrs., todo el mundo sale a almorzar y hay muchos restaurantes donde hacerlo. Si vas alrededor de esa hora, verás a árabes y judíos comiendo juntos, compartiendo sus mesas, porque son colegas y amigos.
Mi idea no es mostrar esto como si fuera una fantasía. Hay problemas y hay extremistas, no todos comparten mi opinión, algunos no están ni cerca. Pero venir y generalizar sobre los árabes o los judíos en Israel es un error. De hecho, todas las encuestas que se han realizado en los últimos cuatro años por encuestadoras israelíes, palestinas o internacionales, cuando preguntan cómo los árabes israelíes se definen a sí mismos, solo entre un 7 y un 14% se define como palestinos. Y como siempre digo, no tienen que creer en lo que digo, vayan a los datos y chequéenlo. Hace unos meses, la empresa de comunicaciones árabe Shafa le preguntó a los cerca de 4.000 árabes que viven en Jerusalem y tienen nacionalidad israelí dónde preferían vivir, bajo el gobierno israelí o bajo la autoridad palestina, y el 93% dijo que prefería ser ciudadanos israelíes, y el 7% que dijo que viviría bajo la autoridad palestina, señalo que no declinaría su ciudadanía israelí. De nuevo, pueden chequear mis fuentes.
Yossef, ¿eso implica que rechazas la acusación de que Israel es un estado Apartheid?
-(Se ríe). Por favor pon en esta parte de la entrevista que me estoy riendo.
Estuve en Sudáfrica. Estuve en el Museo del Apartheid en Johannesburgo. Lo que vi ahí fueron crímenes contra la Humanidad y crímenes contra los Derechos Humanos de la población negra de Sudáfrica. Había una fila para gente blanca, una fila para gente negra. Había hospitales para gente blanca y había hospitales para gente negra. Había un teatro para unos y otro para los otros. La última vez que revisé, árabes y judíos trabajaban juntos en hospitales israelíes. La última vez que revisé un doctor árabe atendía a un paciente judío y un doctor judío atendía a un paciente árabe. La última vez que revisé, un juez árabe encarceló a un Primer Ministro y a un Presidente judíos por sus crímenes. Yo mismo, un árabe, fui comandante de soldados judíos en las FDI.
¿Podría decir esas cosas si estuviéramos viviendo en un régimen de Apartheid? Me río en la cara de cualquiera que diga que Israel es un estado Apartheid o que Israel está cometiendo un genocidio. El genocidio es un concepto muy fuerte, pero es un hecho que se trata de un problema de matemáticas. Por qué, porque genocidio es lo que pasó con los judíos en el Holocausto. Y por qué es un problema matemático, considerando que estamos hablando de la vida de personas. Es porque antes del Holocausto había 9.5 millones de judíos en Europa. Después, 3.5 millones. Seis millones de judíos fueron asesinados. Eso es genocidio. Ese es el problema matemático.
Desde la creación del Estado de Israel en 1948 -y esto no lo digo yo, no lo dice la oficina de estadísticas de Israel, no lo dicen organizaciones internacionales, sino que la Oficina Nacional de Estadísticas de la Autoridad Palestina- ni siquiera en una aldea o ciudad árabe, ya sea dentro de Israel, Gaza o Cisjordania, ha habido un descenso de la población, solo ha habido un aumento. En 1948, en Gaza había 100.000 personas, hoy hay cuatro millones. En 1948, había 156.000 árabes israelíes, hoy hay dos millones. En Cisjordania, hay 2.4 millones de palestinos. Un problema matemático. Solo ha crecido la población. Entonces si alguien me dice que Israel está cometiendo un genocidio, no tiene la menor idea de lo que está hablando.
(Fuente: La Palabra Israelita )

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