Con satélites e Inteligencia Artificial, una tecnología climática israelí mapea dónde se «esconde» el carbono

Ciencia y Tecnología, COMUNIDAD, Israel

Captura de pantalla de un mapa interactivo que muestra las existencias de carbono sobre el suelo en partes del noroeste del Pacífico. Foto: cortesía Albo Clima

 

Una empresa israelí está combinando inteligencia artificial (IA) con datos satelitales en un método innovador. Lo hace para medir la absorción de carbono en tierra y en el mar.

Al realizarlo, Albo Climate contribuye para frenar el calentamiento global y el cambio climático al ayudar a aumentar la eliminación de carbono en la atmósfera. La empresa tiene sede en Tel Aviv desde 2019 y usa datos de sensores montados en satélites para crear un mapa preciso.

Allí se almacena el carbono, lo que permite a los propietarios de tierras y gobiernos beneficiarse vendiendo créditos de compensación a empresas contaminantes. El proceso es acumular datos de carbono reales que se juntaron a mano. Midiendo diámetros de troncos de árboles para ver el aumento de la biomasa, por ejemplo.

Captura de pantalla de un mapa interactivo que muestra una sección del bosque africano en el que el rojo indica una disminución del carbono sobre el suelo, el verde un aumento y el blanco ningún cambio. Foto: cortesía Albo Clima

 

Con el aprendizaje automático, la compañía enseña a la tecnología a combinar datos de los sensores satelitales que escanean la vegetación por encima del suelo como hasta 30 centímetros por debajo. Allí están el suelo y las raíces, con la información del mundo real, permitiéndole reconocer patrones que se usan como base para predicciones de carbono en entornos parecidos.

“IA encuentra correlaciones que un ser humano no encontraría”, dijo Ariella Charny, directora de operaciones de Albo. Toda la vida en el planeta, desde los humanos hasta la planta más pequeña, se basa en el carbono. Durante cientos de millones de años, la naturaleza ha equilibrado el carbono que ingresa a la atmósfera con el que sale y se almacena. La respiración, por ejemplo, emite CO2, al igual que los volcanes.

Captura de pantalla de un mapa interactivo que muestra una sección de un bosque en Ecuador en el que el rojo indica falta de carbono sobre el suelo, el verde indica un aumento y el blanco significa que no hay cambios. Foto: cortesía Albo Clima

La mayoría de las empresas que almacenan carbono y venden créditos se basan en la naturaleza. Y sus formas van desde la conservación de los bosques hasta el método de uso agrícolas sostenibles. Al usar los datos de Albo, tienen una buena idea de cuánto carbono están almacenando y cuánto pueden compensar. Y lo logra con una resolución de 50 centímetros cuadrados por píxel.

Por su parte, el software monitorea regularmente a lo largo del tiempo, una vez por año, para asegurarse de que el mismo bosque que almacena carbono y ganaba dinero no sea talado o se haya quemado y convertido en un emisor de dióxido de carbono. La empresa ya firmó varios acuerdos para proporcionar sus servicios de mapas.

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