Discurso Ariela Agosin en la Tefilá por Chile
COMUNIDAD

Buenas noches
Hoy me complace mucho encabezar esta tradicional Tefilá en la Comunidad Israelita de Valparaíso – Viña del Mar. Se trata de la segunda vez que hacemos esta oración por el bienestar de Chile y sus gobernantes fuera de Santiago, como una fuerte señal del aporte que hacen éstas al desarrollo del país. Además, porque en lo personal, crecí en esta región. Así que agradezco a las autoridades de esta comunidad.
Los judíos hemos estado presentes en Chile desde el siglo XVI, cuando llegaron los primeros conversos desde la Península Ibérica escapando de la Inquisición. Desde entonces, hemos aportado a la construcción del país que acogió a nuestros antepasados y del cual somos orgullosamente parte.
Nuestro compromiso con Chile es absoluto, y se aprecia en distintas iniciativas que nos enorgullecen, como la red de “Escuelas República de Israel”, , conformada por 14 establecimientos educacionales desde Arica hasta Traiguén, patrocinada por la asociación de mujeres WIZO-CEFI, Ariel Job Center, un centro de empleabilidad y promoción del emprendimiento, la Quinta Compañía de Bomberos de Ñuñoa “Bomba Israel”, el Centro Médico Israelita -creado hace 100 años por jóvenes médicos y dentistas judíos que querían retribuir al país que les abrió los brazos, Cadena Chile, que da respuesta a desastres naturales y situaciones de emergencia, Kalanit, una ONG que apoya el emprendimiento, Fundación Contigo del Círculo Israelita, que responde a las necesidades de personas vulnerables de Lo Barnechea, comuna donde se emplaza, Hatzalá, organización de rescatistas, Bnei Brit, organización que entrega becas.
Hoy, quiero destacar especialmente a quienes nos representan en esta zona: WIZO Viña del Mar, la Sociedad de Damas Israelitas de Valparaíso, que apoya al Hospital Gustavo Fricke y la Decimoquinta Compañía de Bomberos de Valparaíso “Bomba Israel”.
Estas y muchas más instituciones incluyendo nuestras sinagogas, centros culturales y deportivos -siendo imposible nombrarlas a todas-, distinguen a nuestra comunidad como un colectivo interesado en el bienestar de las personas, que genera un impacto concreto en diversas áreas de la sociedad.
También están aquellos que, como individuos, han hecho contribuciones al país, como Premios Nacionales, filántropos, científicos y comunicadores, además de personas que, de forma privada, han impulsado iniciativas que honran estos principios, que para nosotros, como judíos, corresponde a un precepto fundamental llamado «Tikun Olam», que puede asociarse con justicia social. Sin embargo, es algo mucho mayor, se trata de trabajar por “mejorar el mundo”.
Así, como comunidad somos parte activa de la sociedad civil que busca contribuir de distintas formas a la construcción de un espacio común en que todos vivamos con prosperidad, tranquilidad y en paz.
Tenemos por lo mismo el deber de observar lo que ocurre en nuestra sociedad y adoptar definiciones.
En este sentido, es imperativo referirme al resurgimiento de una triste polarización.
Han sido décadas dedicadas a sanar heridas, para reencontrarnos como hermanos que somos, por lo que la polarización es una situación que nos preocupa y vemos con alarma
Probablemente no hay consuelo posible para quienes sufrieron con los hechos de nuestro pasado cercano, pero debemos imponernos el deber de recordar que fue la enemistad cívica, la que derivó en una peligrosa dinámica de odio que a su vez llevó al enfrentamiento entre chilenos.
Nuestro país ya sufrió los efectos de esa división y por eso nos preocupa el resurgimiento de odiosidades, verdades parciales y banalizaciones. No podemos revivir esa forma de relacionarnos.
En vez de ello, debemos reflexionar sobre estos hechos dolorosos, recordar y aprender, en paz y con respeto al prójimo, mirando hacia el futuro: porque todos somos chilenos que amamos nuestra patria.
Señalaba el Rey Salomón: “Siete veces cae el justo y se levanta” – Rey Salomón, Proverbios 24:16.
La vida se trata de la capacidad de recuperarse ante los desafíos. La Torá define a alguien justo no como alguien que tuvo éxito sino como alguien que perseveró.
Aunque tengamos distintas experiencias o distintas miradas de los hechos del pasado, tenemos un futuro por el cual perseverar, por el cual trabajar unidos.
Debemos reparar el cisma que se produjo en nuestra sociedad. Para ello necesitamos educación y concientización, fomentar la tolerancia y el respeto por las historias, el dolor y el pensamiento del otro. Debemos fortalecer las instituciones democráticas, rechazar la violencia política, respetar de forma irrestricta los DD.HH., y promover la reconciliación.
Cuando se acerca nuestro aniversario patrio y ustedes nos están acompañando a rezar por el bienestar de la nación, el Estado, la sociedad civil, y todos los chilenos, debemos hacer un firme compromiso por construir un país en donde prevalezca la amistad cívica, el diálogo, el entendimiento y la empatía, para garantizar la paz social.
Tenemos que ser capaces de convivir con nuestra historia y aprender de ella.
Como chilenos judíos estamos plenamente comprometidos con ello.
En este mismo espíritu, como comunidad apelamos por la coexistencia pacífica y cariñosa con otras comunidades. No debemos importar conflictos de otras latitudes, sino más bien, exportar nuestra capacidad de ponernos de acuerdo y solucionar problemas complejos, con diálogo y paz.
Trabajemos por el bien de Chile, sin sesgos y sin miramientos mezquinos y si en el camino podemos ayudar a llevar entendimiento a otras regiones, mejor aún.
También en ese espíritu y con mucha alegría podemos afirmar, que trabajamos y compartimos día a día con otras creencias, obteniendo reconfortantes frutos del diálogo interreligioso, trabajando unidos por nuestra sociedad.
Porque hemos vivido en carne propia la tragedia del odio al que es distinto y las generalizaciones odiosas y prejuicios perniciosos, abogamos por el respeto a las diversas culturas, religiones, creencias, respeto en definitiva a todas las minorías y a su derecho a vivir de manera tranquila y plena.
Debemos avanzar como sociedad hacia una legislación que promueva la sana convivencia, que sancione de manera clara la discriminación, la violencia hacia el que es o piensa diferente y a los discursos que incitan al odio.
Sólo con una legislación que nos entregue las herramientas necesarias, con educación en este ámbito y con cariño por nuestro país y sociedad, podremos realmente letaquen ha olam, hacer de este mundo, un mundo cada día un poco mejor.
Se acercan en el judaísmo las fiestas más importantes, el año nuevo judío Rosh Hashana, Yom Kipur el día del perdón y entre ambos, 10 días de reflexión.
Llamamos entonces a reflexionar sobre estos puntos y a actuar en consecuencia, con sentido de urgencia, porque vinimos a este mundo no sólo a estar para nosotros, sino también para los demás, para hacer una diferencia.
Como dice el Pirkei Avot:
“Si no estoy para mí, ¿quién lo estará? Si sólo estoy para mí, ¿qué soy? Y si no es ahora, ¿cuándo?” – Hilel, Pirkei Avot 1:4
Muchas gracias