Forjando unidad en la diversidad, Por Romina Drexler

COMUNIDAD

Publicado en La Palabra Israelita
Por Romina Drexler, Vicepresidenta de Asuntos Internos de la Comunidad Judía de Chile, CJCh
En estos últimos meses, el nuevo Directorio de la Comunidad Judía de Chile ha estado, abocándose a representar, de manera sólida y efectiva, a la comunidad judía chilena, tanto a nivel interno como en el ámbito nacional e internacional.
Un conocido chiste dice que «Cuando hay dos judíos, hay tres opiniones». Esta expresión explica, en tono jocoso, la esencia de nuestra identidad, destacando la innata capacidad para cuestionar, analizar y debatir, haciendo surgir una enorme pluralidad.
En momentos en que nuestra comunidad sigue floreciendo, e incluso suma nuevos proyectos, es cuando apreciamos esta enorme diversidad. No obstante, esta riqueza también presenta desafíos, como la distribución equitativa de recursos y la necesidad de comprender plenamente las distintas organizaciones y sus propósitos.
Aquí es donde cobra vital importancia el llamado a la unidad comunitaria. La CJCh busca lograr el equilibrio al respeto de nuestras diferencias, a la vez que encuentra puntos de convergencia, para alcanzar un camino de unión y fuerza.
En ese marco, iniciativas como Yajad, que reúne a los directores ejecutivos de las comunidades, encarnan esta aspiración, congregando a quienes lideran nuestras instituciones mensualmente. Este espacio fomenta un ambiente de camaradería genuina y solidaridad, donde se comparten experiencias y se intercambian ideas fructíferas, dando pie a proyectos compartidos que nos ayudan a construir Comunidad.
En este mismo camino, también está “Derej”, un espacio que reúne a las tnuot, y otro testimonio viviente de este espíritu colaborativo. A su alero surge Tnuá Betujá, una instancia diseñada para mejorar los protocolos de funcionamiento de cada tnuá, que releva la importancia de compartir conocimientos y aprender juntos. Los madrijim se congregan para abordar cuestiones de conducta, riesgos potenciales y soluciones efectivas. Reconociendo que nos pasan las mismas cosas, somos capaces de encontrar más y mejores soluciones, y no nos sentimos solos.
Nuestros esfuerzos en el ámbito interno se han centrado en fomentar la colaboración y la sinergia con las diversas comunidades, pues reconocemos que la unión y el apoyo mutuo son esenciales para fortalecer nuestra identidad y metas compartidas.
En estos momentos, en que estamos transitando el mes de Elul, son muchas las cosas que se ponen en juego y que inundan nuestros pensamientos. El mes de Elul, que precede a Rosh Hashaná, Iom Kipur y Sucot, invita a una profunda introspección y autoevaluación. Es una época en la que enfocamos nuestras energías en crear un espacio para la reflexión y el arrepentimiento, preparándonos para el nuevo ciclo de festividades.
Aprovechemos este mes como una oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos fortalecer y enriquecer nuestra comunidad. Más unidos y menos propensos a la crítica infundada, compartamos los éxitos y extendamos una mano solidaria a aquellas instituciones que pueden ser menos visibles pero igualmente fundamentales en la trama de nuestra comunidad.
En definitiva, estamos haciendo un esfuerzo continuo, pero la verdadera transformación se cimienta en la dedicación de cada individuo. Unidos por un propósito común, podemos tejer una red más sólida y vibrante en la comunidad judía chilena, honrando nuestra diversidad y potenciando nuestro espíritu colaborativo hacia un futuro promisorio y unificado.

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