Tefilá Memorial Detenidos Desaparecidos. Palabras de Daniel Hasson.

COMUNIDAD

Palabras de Daniel Hasson, vicepresidente de Asuntos Públicos de la Comunidad Judía de Chile. 8 de septiembre, Cementerio Israelita de Conchalí.

Estimados amigos y amigas,

Hoy nos reunimos como colectividad para recordar un acontecimiento que ha dejado una profunda huella en la historia de nuestro país: los 50 años del Golpe de Estado en Chile. Cercano a cumplirse los 50 años de aquel día, recordamos no sólo los hechos y las circunstancias que marcaron esos años, sino también, a las personas que sufrieron violencia, persecución, tortura y muerte y a aquellos que, en medio de la adversidad, lucharon por la justicia, la memoria y la reconciliación.

Queremos iniciar este mensaje manifestando nuestro cariño y solidaridad con los familiares y amigos que aún llevan el peso del sufrimiento infinito causado por la violencia y la muerte que reino en esos años. Entendemos que el dolor nunca desaparece y que sigue resonando en sus corazones, y queremos que sepan que estamos con ustedes en este momento de reflexión y memoria.

Como comunidad chilena y como comunidad judía debemos reconocer que estamos en deuda con nuestra historia.

Mas hoy, debemos comprometernos con mantener viva la memoria de lo sucedido y a trabajar incansablemente por la reconciliación de nuestra sociedad.

Emile Zolá, el novelista parisino, famoso por su “yo acuso”, defendió la inocencia del capitán de origen judío Alfred Dreyfus, acusado de alta traición a la patria por los militares antisemitas.

Zolá Entendió que la negación de los derechos humanos es pavimentar el sendero de la tortura, la violencia y la muerte. Por ello luchar por los derechos humanos es una de las más nobles expresiones de la ética.

Zolá comprendió que silenciar los derechos del ser humano era silenciar la verdad y la justicia.

En este contexto, es importante recordar y honrar a quienes arriesgaron sus vidas para proteger a quienes lo necesitaron y hacer lo correcto en épocas sombrías. Entre ellos, encontramos a muchos miembros de nuestra comunidad que, de manera anónima, defendieron los derechos humanos y trabajaron incansablemente por la recuperación de la democracia. Su ejemplo debe inspirarnos a continuar buscando un mundo más justo, humano y fraterno.

La polarización que afectó a nuestro país durante aquellos años también impactó a nuestra comunidad. Hoy, debemos reconocer que la diversidad que nos caracteriza es nuestra mayor fortaleza. En momentos de división, debemos recordar que somos una comunidad unida por valores compartidos y un compromiso profundo con la paz, la justicia y la igualdad.

Por ello, protejamos lo mejor que tenemos, una comunidad judía que defiende los DDHH incondicionalmente.

Un extraordinario poema del uruguayo Mario Benedetti, nos habla de un grupo de militantes políticos que se hacen críticas y reprimendas mutuamente.

El poema concluye: Al final vino el camión y se los llevó a todos juntos.[1]

Como Am Israel nos caracterizamos por ser personas capaces de reforzar la democracia, por ser personas con valentía para denunciar las injusticias. Entendamos que respetando la diversidad podremos construir un mundo mejor.

Los valores que nos guían como judíos, como la responsabilidad de hacer Tikún Olam (reparar el mundo) cada día y Rajamim, compasión por quien sufre, es un deber de la torah y de am israel, deben ser nuestro mapa de ruta en la defensa y preservación de la democracia, el respeto de los derechos humanos y la amistad cívica.

Como escribió mi abuelo Yaacov Elimat Hasson Z.L.

“Un pueblo que no tiene memoria es un pueblo que no tiene futuro. Y el pueblo judío sí posee una extraordinaria memoria colectiva, donde están grabados los momentos de tinieblas y los momentos de luminosidad.

Hoy vivimos en un mundo desmemoriado. Dicen que la memoria es frágil, pero no es falsa.”

En momentos de reflexión y en memoria de aquellos que no están con nosotros, recordemos que la luz de la esperanza puede disipar incluso la oscuridad más profunda. Sigamos trabajando juntos, como una comunidad diversa pero unida, para construir un futuro en el que la democracia, la unidad y los derechos humanos prevalezcan sobre la violencia y la división.

«Yo no soy un ser humano completo sino conmigo y los demás” y acá estamos todos juntos, unidos. El uno con el otro podremos enfrentar los retos de estos años difíciles.

Siendo parte uno del otro, eso es una comunidad.

[1] Benedetti, Mario, poema “Oh quepis, quepis, qué mal me hiciste” (Con y sin nostalgia, 1977).

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